BRONQUIOLITIS AGUDA.
La bronquiolitis aguda se define como el primer episodio de sibilancias en un lactante menor de 12 meses de edad. Es una infección viral del tracto respiratorio inferior, caracterizado por inflamación, edema y necrosis de las células que forman los bronquiolos, provocando el aumento de producción de moco. Esta patología representa la causa más frecuente de hospitalización en lactantes menores de un año.
Las principales causas de la aparición de la bronquiolitis se deben a virus, el más común es el virus respiratorio sincitial (VRS), con una frecuencia entre el 75 y 80%.
Los primeros síntomas aparecen a los 3-5 días tras infectarse con el virus, comenzando con resfriado, fiebre y congestión nasal. Posteriormente, aparece irritación y estrechamiento en las vías respiratorias, manifestándose con las sibilancias (los famosos “pitidos” en el pulmón). También es habitual que la respiración sea más superficial y rápida, pudiendo aparecer el aleteo nasal. A lo anterior, se le suma la inapetencia, irritación, y dificultad para dormir.
Está comprobado que la gravedad de la enfermedad aumenta en los menores de 12 semanas de edad, en los prematuros, en los niños con patología cardíaca de base, con inmunodeficiencia o ausencia de lactancia materna.
¿Cuándo acudir al médico?
En la etapa aguda, se debería acudir al médico cuando se perciba que el bebé o niño rechaza continuamente la ingesta alimentaria, se muestre cansado, tenga episodios de apneas (períodos cortos de ausencia de respiración), taquipneas (respiración más rápida de lo habitual), dificultad respiratoria, y en cualquier caso de duda.
Las medidas de tratamiento se basan en que el bebé tenga una adecuada saturación de oxígeno, esté bien hidratado y alimentado, administración de suero fisiológico, y aplicar medidas posturales (como elevación de la cabeza en cuna). El médico puede pautar el uso de broncodilatadores según el caso, antibióticos, y/o uso de nebulizador.
¿Y desde fisioterapia?
En cuanto a la fisioterapia respiratoria, la evidencia científica no es clara, hay pocos estudios concluyentes, aunque en estos casos la fisioterapia no es recomendable hasta que se estabilice el proceso, pero ¿se puede ayudar desde la fisioterapia posteriormente?
Tras la fase aguda, el VRS podría persistir de forma latente en bajo grado, evitando su eliminación y debilitando al sistema inmunitario, provocando una estimulación constante, y lo que ello conlleva: inflamación pulmonar, reinfecciones, hiperreactividad bronquial por la presencia del virus.
El objetivo en este caso de la fisioterapia respiratoria es la eliminación de las secreciones bronquiales y evitar así reinfecciones respiratorias. Además, el control de las secreciones facilita que haya una mejor respuesta a la farmocología prescrita por el médico, y ayuda a la formación y crecimiento del bronquio en el niño.